Vivir entre leyendas
Vivir entre leyendas
Belén Lorenzo Francisco
Hace más de veinte años, un pintor de origen checo llegó a esta isla y se dejó contagiar de esa magia. Alexej Dvorak había traído en la maleta su experiencia como arquitecto, su talento como ilustrador, sus vivencias en distintos países y su manera particular de plasmar la vida a través de su pintura. Aquí encontró una abundancia de paisajes, de luz, y un buen número de leyendas. Entre ellas, le marcó especialmente la idea de una isla que aparecía y desaparecía: San Borondón. Hasta esa tierra viajó imaginariamente recogiendo sus impresiones en su obra.
Y como si estuviera puesto en su camino, Alexej Dvorak se cruzó con el investigador Manuel Poggio Capote, gran conocedor de la historia y las historias de La Palma. Éste fue el comienzo de un proyecto común: el de recoger las leyendas de la isla en un libro único, especial. Y en ese punto aparecí yo, de la mano de Manuel Poggio, aportando un armazón literario que Dvorak pudiese vestir con pintura.
- Entre los tres dimos forma al libro Leyendas de La Palma, editado recientemente por Cartas Diferentes Ediciones. En él se reúnen veinte sucesos que recorren toda la geografía de la isla. Algunos refieren historias ampliamente divulgadas, como La pared de Roberto (en su versión más pura) o El salto del enamorado; pero también tienen cabida relatos menos conocidos, como es el caso de Las campanas de San Andrés -
Veamos un ejemplo extraído del libro, la leyenda de El alma de Tacande:
«Durante ochenta y siete días, un alma en pena quedó atrapada en el interior de una pequeña casa situada en la Hacienda de Tacande, en el municipio de El Paso. Cuentan que se escuchaba a una mujer arrullando a un niño que lloraba desconsolado, y que una cuna se movía sola. Nadie sabía la identidad del alma, hasta que el 26 de abril de 1628, se manifestó solicitando la presencia del fraile Juan Montiel. Ante él, aseguró que era Ana González, familiar de los habitantes de aquella casa, y que había fallecido de parto. Apenada por el daño causado en vida, necesitaba pedir perdón para ser admitida en el purgatorio. El fraile, extrañado, le preguntó cómo sabía el sitio al que iba a ir. “Me lo ha dicho mi Ángel”, le respondió, y luego pronunció su nombre latino. Juan Montiel, incapaz de repetirlo en alto, sólo se atrevió a tomar nota: Satán».
Todos los textos se encuentran traducidos al alemán por Helga Hammer, siendo ésta su versión de El alma de Tacande (Die Seele von Tacande):
«Während siebenundachtzig Tagen verharrte eine Seele in Not, eingefangen in einem kleinen Haus in der Hacienda de Tacande in der Gemeinde El Paso. Man erzählte sich, dass man eine Frau hörte, die ein trauriges Kind in den Schlaf sang. Und dass sich eine leere Wiege bewegte. Keiner wusste über die arme Seele Bescheid, bis man am 26. April des Jahres 1628 die Anwesenheit des Mönches Juan Montiel anforderte.
Als sie vor ihm stand, versicherte die Frau, dass sie Ana González sei, Familienmitglied der Bewohner dieses Hauses, und dass sie bei der Geburt gestorben sei. Vergrämt von des Lebens Leiden, habe sie um Vergebung gebetet, dass man sie im Fegfeuer aufgenommen habe. Der Mönch, erstaunt, fragte sie, woher sie den Ort kenne, an den sie gehen würde. „Mein Engel hat es mir gesagt“, antwortete sie und dann sprach sie den lateinischen Namen aus.
Juan Montiel, traute sich nicht, das alles zu wiederholen, er nahm nur zur Kenntnis: Der Teufel».
Para redondear el libro, se añadió una sencilla introducción y una bibliografía específica relativa a cada una de las leyendas, así como un prólogo del artista plástico David Méndez, a modo de guía a la hora de adentrarnos en el mundo pictórico de Alexej Dvorak.
Quien desee conocer La Palma desde un punto de vista diferente, queda formalmente invitado a recorrerla a través de las páginas de este libro, y a vivir, durante unos minutos, entre leyendas.
Escritora, historiadora del arte y musicóloga, ejerce profesionalmente como archivera. Mantiene los blogs literarios: «Todas las palabras cuentan» y «Relatos para leer de pie»