UNA ESTELA EN LA PIEL. LA RED DE SENDEROS DE PUNTAGORDA

UNA ESTELA EN LA PIEL. LA RED DE SENDEROS DE PUNTAGORDA
Senderismo

HORACIO CONCEPCIÓN GARCÍA

La Red de Senderos de Puntagorda utiliza los antiguos caminos de herradura, caminos vecinales y veredas de ganado, viales que históricamente formaron parte del eje de comunicación del municipio, y que nuestros antepasados utilizaron para trocar y expandirse.

Estos caminos, antaño calzadas y trillos surcados con los pies descalzos, nos abren la puerta al conocimiento de la geografía, el relieve y el paisaje de Puntagorda,

conjuntamente de ayudar a la percepción sobre el terreno de las costumbres y cultura de sus habitantes en el medio rural, enriqueciéndonos con su ideario de pausado y respetuoso contacto con el medio.
El senderismo es una modalidad deportiva del excursionismo que se fundamenta en andar por caminos y senderos, los cuales permiten realizar un recorrido en contacto con la naturaleza y el patrimonio. La Federación Española de Deportes de Montaña lo define como:

«la actividad deportiva y recreativa que consiste en recorrer a pie caminos señalizados o no, preferentemente tradicionales».

El senderismo cumple con los requisitos de bajo impacto y respeto al medio natural, y es un recurso turístico de primer orden integrado como parte de la oferta eco-turística.
Las dificultades de la comunicación terrestre en Puntagorda se ponen ya de manifiesto desde el siglo XVI, no solo por la peligrosidad de las sendas existentes, sino también por la inoperatividad de las bestias que transportaban cargas, como el cereal, las almendras o la tea, y durante el invierno no podían atravesar lugares como el barranco de Tazacorte por el agua de las lluvias. Los pronunciados barrancos de la Isla y el escabroso terreno, formaban rutas espinosas y cansinas, las cuales persistían prácticamente sin ningún tipo de trabajos para su conservación.
Los caminos que serpenteaban por la cumbre comunicaban a Puntagorda con la parte sur de La Palma y especialmente con la parte oriental de la Isla, puesto que con el sur resultaba más cómodo utilizar como vía el mar.

La ruta más importante era la que comunicaba Puntagorda con Santa Cruz de La Palma, la denominada Ruta de la Tea, señalizada por vetustos pinos con nombres propios e historias que contar: el Pino de la Pila los Sauceros, Pino de la Virgen, Pino de los Garabatos, Pino del Chupadero, Pino de los Gallegos, Pino de Garome, Pino de las Corujas, Pino de la Angarilla, Pino de la Barbolana, Pino de la Cruz, Pino de las Piedras Altas, Pino del Rayo, etc.

El tránsito marítimo fue prácticamente la principal vía de comunicación con muchas zonas de la Isla, debido a la carencia de vías interiores adecuadas hasta bien avanzado el siglo XX, y especialmente en los momentos posteriores a la Conquista, para desarrollar actividades como la comercialización de la brea o pez. Los pequeños embarcaderos se comunicaban a través de los denominados caminos de herradura. Lugares como el Porís de Puntagorda o el puerto de Gutiérrez eran el portón de salida de la producción dedicada a la exportación, como las almendras embarcadas para Tazacorte de donde partían principalmente hacia Inglaterra.

Los senderos señalizados en Puntagorda discurren por lugares de gran valor paisajístico que muestran auténticas joyas relativas al patrimonio histórico; su paisaje engloba tantos valores naturales y de biodiversidad, como culturales donde se incluyen los sistemas de conocimientos tradicionales que son muestra de la diversidad cultural de su pueblo.

Así, elementos como la inmemorial parroquia de San Mauro Abad (San Amaro), declarada Bien de Interés Cultural el 20 de diciembre de 1985, y cuyas primeras referencias datan de 1551; el Molino de El Roque (Molino de los Venteros), construido entre 1885 y 1890, o el de la Relva Larga, ejemplos de molino de viento harinero tradicional que situaron a la Isla en la vanguardia tecnológica del territorio nacional; un recorrido por las históricas fuentes, Fuente Nueva, Fuente de Juanianes, Fuente de los Alvarojiles, Fuente del Chupadero, Fuente de El Bácaro, etc.; la Red de Miradores que existen repartidos por todo el territorio municipal, Mirador de Izcagua, Mirador de la Cruz de la Reina, Mirador de la Montaña de Matos, etc.;

o el Mercadillo del Agricultor, el cual cuenta con la certificación otorgada por el Instituto de Turismo Responsable Biosphere Discover y ha obtenido el Premio «Gestión Sostenible» de la Reserva de la Biosfera La Palma,

son un recurso excelente para conocer el municipio ya que permiten al visitante acercarse a los lugares más emblemáticos de su territorio, surcando por estas sendas desde el monte hasta la mar.

La Red de Senderos de Puntagorda, está formada por 7 caminos rehabilitados y acondicionados para la práctica del senderismo, que se entrelazan con los caminos ya existentes en el marco de la Red Insular, sumando aproximadamente 60 km de senderos.

Las rutas son: SL PG 60: Topo del Drago – Molino de los Venteros; SL PG 61: Mercadillo del Agricultor – Ermita de San Mauro; SL PG 62: Camino de Gutiérrez; SL PG 63: Camino de El Palito; SL PG 64: Camino de las Fuentes; PR LP 11.1: Mercadillo del Agricultor – Mirador de Los Dragos; PR LP 11.2: Puntagorda – Puerto de Puntagorda – Puntagorda. Estos senderos ofrecen una graduación en función de la distancia, horarios y desniveles, que posibilitan elegir un itinerario con arreglo a las posibilidades físicas de cada senderista, y su práctica no tiene límites de edad ni de condiciones físicas, más allá de unas condiciones básicas para caminar.

Los antiguos caminos utilizados a pie o a lomos de las bestias, son parte del patrimonio público de la colectividad de Puntagorda.

La recuperación sentimental de estas arterias de relación humana y de la ocupación del territorio, forman parte del excursionismo y de un movimiento cultural, trascendental para el turismo en la naturaleza. Si, además, se siente la curiosidad por el patrimonio del medio rural, el peregrinaje romántico por un mundo en trance de
desaparecer, el caminante enriquecerá su espíritu y añadirá nuevas motivaciones senderistas recorriendo Puntagorda.

Un vaho tembloroso
cubre las sementeras,
y las arañas tienden
sus caminos de seda
rayas al cristal limpio del aire.
Ya está el campo sin gente,
los montes apagados
y el camino desierto;
sólo de cuando en cuando
canta un cuco en la umbría
(García Lorca)

HORACIO CONCEPCIÓN GARCÍA