Tradición e Identidad en el oficio de Pastelería.
Francisco García Piñero
Profesión y vida caminan pues unidos de la mano como una única e invariable unidad en la persona que las encarna, una primera consecuencia de nuestra disertación hasta aquí es la demostración clara y distinta de la vaciedad total y vulgar de la cotidiana expresión: “trabajar para vivir y no vivir para trabajar”.
Es evidente y bueno que todo avance, que se mueva y derive. Pero por desgracia ese avance en algunas profesiones se está produciendo como un modo de oposición a la Tradición que queda, en el mejor de los casos olvidada, y con frecuencia minusvalorada por muchos de los que “calzan” sus actuales “botas” gracias a ella. Con desdén y cierta arrogancia se acercan a libros o trabajos antiguos y exclaman, con palpable soberbia: “¡eso es clásico!”; “¡eso es muy tradicional!”, “¡eso es ya muy viejo!”. Botón de muestra de este tipo de conducta pudiera ser la formación que reciben nuestros estudiantes en algunos centros de formación. Pero sin duda alguna otro botón de muestra evidente, y gravísimo a mi modo de ver, es la conducta y posicionamiento de muchos “profesionales” ante sus responsabilidades formativas.
Algo que afecta tanto a “maestros” como a “aprendices” o “ayudantes”, es bien sabido que la formación dura lo que dura la vida profesional, es por tanto una responsabilidad de cada profesional el formarse siempre, actualizarse y avanzar.
Comenzamos este artículo poniendo de manifiesto el valor de la Tradición como fuente y caudal de cultura, es decir, de identidad. Somos lo que somos gracias y por ella. Concluimos ahora afirmando con rotundidad que su olvido condena inexorablemente la profesión a la extinción. Nunca podrán ser profesionales íntegramente formados quienes no conozcan los pilares de la profesión, pilares que no están en otro lugar más que en la Tradición. De ella nace y deriva nuestra particular identidad, nuestro claro y distinto modo de ser. No nos es posible establecer el porvenir puesto que siempre sometido a cambio el futuro está. Gracias a que existe aún la libertad humana, lo venidero no es pronosticable. No ocurre sin embargo lo mismo con lo que sería deseable que ocurriera, en esto si se puede intervenir, y vamos a terminar este artículo afirmando lo que, a nuestro juicio, sería deseable que ocurriera. Sería deseable que los profesionales presentes y, en consecuencia, dada la responsabilidad formativa que cada uno tenemos, futuros tomaran conciencia cierta, clara y distinta de que la Tradición nos ha otorgado una muy particular identidad, para que esto cundiera y se desarrollara sería muy conveniente que se arbitraran los medios necesarios para que se dieran dos cambios muy particulares: el primero de ellos en los centros de trabajo. Afecta éste directamente a los profesionales que ya están en activo por así decir. Los que, de una manera u otra, sea en la posición que sea, ya están ejerciendo la profesión. Sería muy bueno y deseable que estos profesionales fueran tomando conciencia del valor insustituible que tiene la Tradición en cuanto que fuente de identidad, tomar conciencia de que ellos mismos son transmisores de profesión y que profesión y vida no son dos ámbitos separados sino las dos caras de una misma y única moneda que es la propia existencia. “Puesto que se es; se hace”. El segundo se centra en los centros de enseñanza, y es al mismo tiempo piedra angular, condición sine qua non, para que el anterior se pueda desarrollar y, es que en los programas de formación que de diseñan tanto en formación reglada como en no reglada, se debiera incluir ámbitos formativos en los que se muestre al alumnado los valores en los que la Tradición ha conformado el particular modo de ser de los profesionales de la pastelería. Para ello, sería muy conveniente que los profesionales activos pudieran acceder a la docencia en calidad de apoyo o colaboración con el resto de los docentes.
Reseña biográfica.
Francisco García Piñero. Nacido en el seno de una familia de tradición en el oficio de la pastelería, su desarrollo profesional le ha llevado a pasar por diferentes destinos entre España, México y Cuba. Formado técnicamente en el negocio familiar, así como en el centro SAPER de León y en la Escuela de Hostelería de Sevilla, lleva más de 20 años dedicado a la pastelería que actualmente desarrolla en el segmento de hotelería. Licenciado en Historia de la Cultura por la Universidad de Navarra está fuertemente vinculado a la formación de equipos con un carácter integral. Como colaborador de la revista nacional La Confitería Española, ha publicado varios artículos enfrentando diversas cuestiones relacionadas con la integridad de la profesión entre los años 2006 y 2009. Así mismo es autor del libro “Traditione Renovanda. Renovando la Tradición. Estudio general sobre la pastelería artesana”, publicado por el servicio de publicaciones de la Diputación de Badajoz, en noviembre de 2011.
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