Tenerife Wine: el comienzo de una historia
Tenerife Wine: el comienzo de una historia
Fátima Hernández
‘Tenerife Wine: el comienzo de una historia’, un exhaustivo estudio realizado por el investigador Carlos Cólogan que ha contado también con el apoyo de Cajasiete y Mutua Tinerfeña, servirá como herramienta para poner en valor la historia de los vinos de Tenerife y, paralelamente, mejorar la comercialización del producto.
Ningún vino del mundo tiene la historia que tiene el vino de Tenerife, por lo que es necesario rescatarla para se convierta en un patrimonio de todos y en una herramienta para la comercialización.
Abel Morales, se refirió al “relevo generacional” que vive el sector y a la necesidad de vincular el sector primario con el turístico, “con proyectos como el que impulsamos desde el Gobierno de Canarias denominado ‘Crecer juntos’”.
Tanto el director general de Cajasiete, Manuel del Castillo, como el presidente de Mutua Tinerfeña, Juan Antonio López de Vergara, se refirieron al apoyo de sus entidades a este proyecto por considerarlo necesario para rescatar esta parte de la historia de la Isla vinculada al vino y al comercio.
Durante el acto se nombraron también a los dos primeros ‘Embajadores de los vinos de Tenerife’, título que ostentan el prestigioso sumiller Josep Roca Fontané, de El Celler de Can Roca, considerado durante dos años el mejor restaurante del mundo, y el cantante canario Juan Carlos (Caco) Senante.
Historia
Hace varios meses se encontraron referencias expresas al uso del término Tenerife wine en la venta y exportación fuera de la Isla (Reino Unido y Estados Unidos) durante los siglos XVII y XVIII en varios archivos documentales de comerciantes locales, según explicó Carlos Cologan.
La segunda mitad del siglo XVIII fue un tiempo fascinante porque en ese período se mezclaron los ingredientes que dieron lugar al mundo moderno. Por una parte emergió un movimiento intelectual de ámbito europeo denominado la Ilustración, con una visión más moderna y científica del mundo, que dio lugar a que se fraguara la fundación de la nueva nación americana y llegase la revolución francesa.
Además, tras la guerra de la independencia americana, la economía mundial resurge vigorosa y el comercio, que ya era globalizado, pasa a ser dominado por el mundo anglosajón con Inglaterra a la cabeza y unos Estados Unidos como la nueva gran nación americana. A todo esto se incorpora a la escena mundial Australia y las colonias orientales de Inglaterra como eran India y China.
En todo ese proceso, las Islas Canarias fueron testigos privilegiados de todos y cada uno de estos hechos. Por una parte porque recibían en sus viajes a los más grandes exploradores del XVIII; el capitán James Cook, La Perouse, Borda, Bligh, la First Fleet y un sinfín más de marinos y científicos que dejaron una huella en la isla de Tenerife que perdurará para siempre. Estas escalas, como ha quedado suficientemente acreditado, se debieron a la necesidad del abastecimiento de vinos y otros suministros esenciales para sus largos viajes.
Gracias al dinamismo exportador vitivinícola que mantuvo Tenerife desde mediados a finales del siglo XVIII, los comerciantes locales pudieron tejer una red de relaciones comerciales inédita hasta entonces. Tener la oportunidad de poner en un mismo texto a George Washington, Robert Morris, Benjamin Franklin, el rey Carlos III, ministros como Floridablanca, embajadores como Aranda, virreyes como los Gálvez o Branciforte, a los que se unirán también lo más granado de la marina británica como el conde de Sandwich, John Jervis, Horacio Nelson y los nobles franceses en el exilio, solo lo puede hacer algo tan común a todos como fue el vino de Tenerife.
Según explicó el investigador, es de justicia decir que el vino de Tenerife o Tenerife Wine fue la “mejor divisa para la Isla”, que permitió que se mantuviese a flote desde el punto de vista económico durante el siglo XVIII.
El vino fue la tabla de salvación en todos los sentidos. Pero, por encima de todo, permitió a la Isla ser relevante en un mundo globalizado, conocida entonces como una de las islas del vino conjuntamente con Madeira.
El vino de Tenerife, como también el de Cádiz y Málaga, eran los únicos productos agrícolas españoles que se embarcaban hacia América cuando lo normal era traer desde allí todo tipo de productos.
La intención del Cabildo Insular de Tenerife ha sido recuperar en una publicación toda esta historia del Tenerife wine, rescatada ahora gracias a los archivos documentales de algunas familias de comerciantes de Tenerife y a la investigación realizada por el historiador Carlos Cólogan.
Fátima Hernández Pérez
Me gusta mostrar al Mundo desde esta revista lo que a mi me enamora y poderles contagiar a cada uno de ustedes que me leen en este momento el amor a mi tierra.