Los Jameos del Agua y temas recurrentes de César Manrique

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Los Jameos del Agua y temas recurrentes de César Manrique
«Un pueblo sin educación está condenado a la ruina.» César Manrique.

Fátima Hernández Pérez

Los Jameos del Agua es un espacio natural y un centro de arte, cultura y turismo localizado en el municipio de Haría, en el norte de la isla de Lanzarote, gestionado por el Cabildo de Lanzarote e ideado por el artista y arquitecto César Manrique. Los Jameos del Agua es el lugar del planeta en el que decidieron abrazarse la naturaleza y el hombre.

Fue César Manrique quien supo imaginar y transformar lo que era el desplome del techo de un tubo volcánico por el que corrió la lava procedente del volcán de la Corona, al norte de la isla, en un espacio único en el mundo. Fueron su mente privilegiada y sus manos llenas de vida las que modelaron el agreste y negro basalto para dar forma a un lugar en el que reinan armonía, belleza, paz y sosiego. Blanco, azul, verde y negro, los colores que Manrique regaló a su isla, se entremezclan a lo largo de un recorrido singular y de extraordinaria belleza, que lleva a soñar e imaginar.

Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

De un rincón a otro, desde el fresco acceso bañado por el verdor de grandes helechos que acunan el canto de pequeñas aves, hasta su original Auditorio, único en el mundo por sus características geológicas y condiciones acústicas, cada detalle de Jameos del Agua es una continua invitación a la introspección, la reflexión y la ensoñación.

Los Jameos del Agua es el primer Centro de Arte, Cultura y Turismo creado por César Manrique, y es, para muchos, el paradigma de su ideario estético: la armonía entre la naturaleza y la creación artística.
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Estructura geológica La palabra «jameo» es de origen aborigen y se refiere a un agujero que se produce como consecuencia del hundimiento del techo de un tubo volcánico. Los Jameos del Agua, al igual que la Cueva de los Verdes, se localizan en el interior del túnel volcánico producido por la erupción del Volcán de la Corona. El túnel tiene una longitud conocida de 6 km, de los cuales al menos 1,5 km discurren bajo la superficie marina, tomando este último tramo el nombre de Túnel de la Atlántida.

Los Jameos del Agua se encuentran situados en la sección de este túnel más cercano a la costa. Está formado por al menos tres jameos o aberturas en el terreno. El “Jameo Chico” por donde se realiza el acceso al interior, el “Jameo Grande” y un tercero, denominado “Jameo de la Cazuela”.

Intervención arquitectónica

Auditorio en los Jameos del Agua.

Se trata de una intervención espacial creada a partir de dichos jameos naturales por el artista lanzaroteño, y pretende mostrar al visitante un espacio para la contemplación de la naturaleza apenas intervenida por el hombre.

Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

A principios de los años sesenta, y debido al abandono del entorno, se hace necesario acometer labores de limpieza y de acondicionamiento. Aunque las obras se dilataron en el tiempo, podemos señalar el año 1966 como fecha de la apertura de las primeras fases al público. La especial morfología del tubo volcánico provocó que se realizaran numerosos cambios del proyecto inicial, explorando nuevas alternativas creativas y procurando que las soluciones adoptadas fuesen las más adecuadas.

Será en 1977, después de más de una década de trabajos, cuando quede conformada la estructura general de los Jameos del Agua. En estas mismas fechas se procede a la inauguración oficial del centro, incluyendo el Auditorio, y se considera concluida la obra.

Aun así, y con posterioridad, se realizan nuevas instalaciones para funciones concretas como el espacio museístico de la “Casa de los Volcanes”. Este centro se dedica, desde 1987, a una labor científica y didáctica sobre la vulcanología.

El cangrejo ciego

Cangrejo ciego (Munidopsis polymorpha).

Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

Los “Jameos del Agua” son muy importantes desde el punto de vista ecológico, ya que existe una especie de cangrejo única y endémica, los cangrejitos ciegos (Munidopsis polymorpha) un cangrejo de apenas un centímetro de longitud, albino y ciego.

Estos cangrejos son muy sensibles a los cambios de la laguna (procedente de agua de mar) por lo que el ruido y la luz les afecta. Son muy sensibles al óxido, que puede llegar a matarlos, por lo que está prohibido tirar monedas al agua.

Protección Los Jameos se encuentran enclavados dentro del Monumento Natural de La Corona. Desde el 19 de diciembre de 1994 tiene una categoría de protección más específica al ser clasificado como sitio de interés científico. Además es considerado área de sensibilidad ecológica.

Tema recurrente en la vida y obra de César Manrique; la educación y la cultura. Uno de los elementos más necesarios para mejorar el aprendizaje de los conceptos es el de la repetición continuada de los mismos. Repetir equivale a grabarlos en nuestro cerebro, a integrarlos en nuestro modo de pensar y a automatizar su uso. Por supuesto, no funciona

la simple repetición si no va aparejada de la reflexión personal y colectiva, ya que de esa forma estaríamos cayendo en la aceptación acrítica de los pensamientos que se nos quieren transmitir.

“Personalmente, no sé si la educación cívica se puede aprender en las escuelas pero la educación cultural está claro que sí. La educación cívica tiene que empezar en el hogar y luego expresarse en el espacio público con simples gestos que todos conocemos y que no cuestan tanto. No se trata de ser moralistas, sino en definitiva, de crear un clima de cordialidad y convivencia. Lo contrario es una especie de proclama que reza “sálvese el que pueda” que a nadie hará feliz y que a la postre traerá más miseria en el amplio sentido de la palabra. Ya sabemos qué está ocurriendo en el ámbito estatal con los infinitos planes educativos, así que yo no dejaría en manos de estos sujetos (por decirlo suavemente) la educación del futuro”. Ahora bien, César hablaba de planificar inteligentemente, no sólo de elaborar planes, así que de eso, no le podemos echar la culpa a él.

“En los viajes la cultura se nos brinda de una manera fácil y natural, pero hay un fenómeno que tenemos la obligación de difundir que es sencillamente enseñar a VER ya que el hombre tiene una infinita capacidad de adaptación y de información, para que pueda sentir el enorme gozo del análisis en la totalidad de las cosas y no pasarse la vida mirando sin enterarse por no saber ver”. César Manrique.

César Manrique fue un excelente pedagogo y un gran comunicador público. Muchas de las personas que lo conocieron dejaron incluso testimonio escrito de este hecho, y las mismas manifestaciones que realizó el artista en vida dan constancia de ello. Famosa es ya la historia de que recorrió Lanzarote, su isla natal, con un proyector de diapositivas explicando a sus conciudadanos por qué debían conservar la arquitectura popular y no dañar el paisaje. De hecho, llegó a publicar un libro llamado Lanzarote.

Arquitectura inédita, en el que recogió muestras fotográficas de todos aquellos elementos de la arquitectura tradicional que definían las construcciones rurales y costeras de la isla canaria: chimeneas de reminiscencias bizantinas, paredes de cal pintadas de blanco inmaculado, escasez de vanos para resguardo del sol, ventanas de colores verdes y azul.

Al margen de su defensa de lo vernáculo en arquitectura, me interesa resaltar esa vocación de educador estético, porque la cultura, como bien dice él, aunque se presenta ante nuestros ojos con naturalidad, en realidad es artificio puro que es preciso desentrañar. En este caso particular lo aplica a los viajes, quizás porque sea el momento en el que la mayor parte de la población visite más museos y monumentos.

El viaje, por tanto, no puede ser un acto pasivo sino que requiere de un compromiso por parte del espectador, que se convierte así casi en un analista. Él mismo afirma, como podemos apreciar, que en ese análisis reside precisamente el goce estético, o si se quiere, el placer estético.


“Alcanzar la meta de la utopía es conseguir lo imposible. La utopía puede ser una realidad cuando el alma se manifiesta volcándose con entusiasmo de salto-record para conseguir esa singularidad de la creación”.
Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

Jameos del Agua Archivo Fundación César Manrique ©

U-topos, es decir, no lugar. No se puede crear en un no lugar, eso es obvio, pero sí se puede aspirar a él. Entiendo que la palabra de utopía es utilizada aquí como un ideal que se puede llegar casi a sustanciar. Nunca será perfecto, ninguna obra lo es, ningún sitio lo es, pero puede aproximarse en la intención y en las formas. Algunos dirán que se trata de un gesto cargado de ironía, tratar de hacer algo sabiendo que es imposible lograrlo.

Sin embargo, puede que la felicidad resida en esa búsqueda de la inalcanzable perfección, en ese llegar a acariciar aquel no-lugar.
La obra de César Manrique (sobre todo su obra espacial) busca ansiosamente producir bienestar a través de la delectación estética y el confort y, con ello, crear la tan escurridiza utopía. Esta es una cualidad bastante extraña dentro de los artistas de la modernidad, ya que, desde el romanticismo alabamos al artista que se autodestruye, al artista hipersensible que es incapaz de soportar el horror del vivir y acaba poniendo punto y final a su atormentada existencia.

César Manrique es exactamente lo contrario, es un artista con una hipersensibilidad dirigida hacia la producción de belleza, pero no una belleza estéril que funciona como una cortinilla que cubre todo el horror mundano, sino que por el contrario, es una belleza concebida para crear el bien. En definitiva, una reivindicación de la olvida triada clásica: verdad-bueno-bello.

César Manrique es exactamente lo contrario, es un artista con una hipersensibilidad dirigida hacia la producción de belleza, pero no una belleza estéril que funciona como una cortinilla que cubre todo el horror mundano, sino que por el contrario, es una belleza concebida para crear el bien. En definitiva, una reivindicación de la olvida triada clásica: verdad-bueno-bello.

Saber VER, como decía él, es una necesidad y esa necesidad es colectiva. La suma de todos los individuos es lo que realmente producirá resultados. Cuando una amplia mayoría de la población sea consciente de la fragilidad y equilibro del todo, seremos capaces de revertir la destrucción que hemos puesto en marcha. Hasta ese momento, seremos partícipes de los más aberrantes disparates. Quizás, en el momento en que Manrique la enunció, para el común de los mortales esta aseveración no era tan evidente, pero ahora sí. Cuando hemos sufrido los efectos devastadores de la especulación urbanística sin sentido, hemos empezado a descubrir que todo está interconectado y que la ocupación desmedida del suelo acaba destruyendo a la naturaleza y, por tanto, al ser humano.


La causa de este mal que nos aflige, decía Manrique, no era otro que el afán desmedido de poder y riqueza y la solución, luchar aportando el esfuerzo de cada uno. Palabras sencillas a la vez que certeras. ¿Utópicas? No lo sé, cada uno debemos mirarnos en el espejo y extraer nuestras propias conclusiones.

Todo lo que no se aprende por discernimiento se aprende por sufrimiento. A nosotros nos ha tocado sufrir, ya que hemos permitido las mayores atrocidades urbanísticas, que en realidad no se ha detenido desde el desarrollismo de los años sesenta. Como después de una guerra, ahora contemplamos los cadáveres de las edificaciones que nunca se llegaron a hacer, allí yacen en el campo de batalla campal que es la naturaleza.

El dolor nunca ha sido buen consejero y no creo en el sufrimiento como forma de aprendizaje, prefiero pensar que la reflexión es más efectiva.

Reflexionemos pues y actuemos en consecuencia y no permitamos que la especulación sea el motor de la economía. Deberíamos apostar por una postura más conservacionista que intervencionista, en relación con nuestro territorio, porque los excesos han sido muchos, demasiados… Por tanto, se atisban dos soluciones: cárcel para los malditos que empobrecen en lo inmediato y educación excelente en el largo plazo. Lo contrario equivaldría a justificar la ruina colectiva en la que nos hallamos por esa falta de educación a la que se refería César.

“Creo que ésta es la misión más importante de un artista de hoy, ya que está siendo testigo de tanto descalabro, de tanta degradación, de tanta contaminación, que si realmente no se siente partícipe de la barbarie de la que está siendo testigo, para defender la estabilidad de la vida en todos sus órdenes, es que el arte tampoco le interesa”. César Manrique.
¿Cuál es el papel del artista en este sentido? ¿Recluirse? ¿Realizar un arte puro? Él abogaba por un arte comprometido, pero comprometido sobre todo con la belleza. No era necesario mostrar la fealdad para denunciarla sino que, muy al contrario, pensaba que la producción de belleza engendraba belleza. Se le puede acusar de ser algo soñador en ese sentido, pero sería muy injusto, porque la sensación que se experimenta ante su obra no deja lugar a dudas. Uno siente la necesidad de zambullirse en ese arte-naturaleza, naturaleza-arte que era capaz de conjugar. Esa combinación de lo artificial y lo natural con el objetivo último de producir placer estético y confort se atisba hoy, y así lo creo firmemente, como una alternativa a esa contaminación y barbarie estandarizada que nos somete y degrada cada día, César Manrique.

“El arte es algo mucho más importante, mucho más profundo, para no caer en la elemental y pobre vulgaridad de la ordinariez humana cada vez más acentuada, cuando no se ha planificado inteligentemente un despliegue de la llamada educación cívica y cultural”. César Manrique.

Mi más sincero y profundo agradecimiento a La Fundación César Manrique, mi máximo respeto y admiración a la vida y obra del gran genio, César Manrique. Hace unas semanas he tenido el honor de saludar al Sr. Presidente de La Fundación César Manrique, don José Juan Ramírez en el Acto conmemorativo del 40 Aniversario de la inauguración del Lago Martiánez , le comenté al Sr. Ramírez mí preferencia por dos artistas de diferentes épocas; César Manrique y Leonardo da Vinci, a lo que me contestó con esa humildad y elegancia innata qué sólo poseen los grandes talentos: “César Manrique, también fue un gran admirador de Leonardo da Vinci”, gracias Sr. Presidente, no lo sabía.

Referencias

– Fundación César Manrique (F.C.M) es una institución cultural privada de la isla de Lanzarote (Canarias) que tiene como objetivo la conservación y difusión de la obra del artista canario César Manrique, fundador de la misma, teniendo como principales áreas de acción la protección del medio natural, la promoción de las artes plásticas y la reflexión cultural.

– CACT Lanzarote. – «Toponimia de Lanzarote – Jameo». www.webs.ulpgc.es. Consultado el 1 de diciembre de 2016. – «Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos». www.gobcan.es. Consultado el 14 de diciembre de 2016.

– Santana Lázaro [ed.], Escrito en el Fuego, Edirca, Las Palmas de Gran Canaria, 1988.

– Fotografías, Archivo Fundación César Manrique ©.

Fátima Hernández Pérez

Me gusta mostrar al Mundo desde esta revista lo que a mi me enamora y poderles contagiar a cada uno de ustedes que me leen en este momento el amor a mi tierra.

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