LEVITANDO

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LEVITANDO

Oswaldo Paz Pedrianes

Bodegas Tagalguen - Villa de Garafia

Bodegas Tagalguen – Villa de Garafia

Live Diferent
Seguro que han escuchado alguna vez la expresión “lo tenía delante de mis narices”. Todos nos hemos encontrado en situaciones en las que incomprensiblemente no detectamos algo muy obvio hasta que prácticamente nos golpea en el rostro. A veces es simplemente un golpe seco, como si te tirasen un cubo de agua fría a la cara. Otras veces es una maravillosa sensación, el truco de un viejo mago, un abracadabra que logra copar todos nuestros sentidos a la vez: cierras los ojos, esbozas una sonrisa, olfateas los aromas que te trae el alisio…

y levitas cinco centímetros, apenas despegando las suelas del suelo, en un acercamiento breve a la felicidad. Al menos puedes contar que has estado ahí, aunque luego se escurra como la arena entre los dedos.

Hace algunos veranos, lo logré. Vencí por unos segundos la dictatorial ley de la gravedad, y me elevé durante un breve instante.

Ocurrió en el norte de una pequeña isla atlántica, a la que los lugareños llaman con razón, y con corazón, “isla bonita”.
Bodegas Tagalguen - Villa de Garafia

Bodegas Tagalguen – Villa de Garafia

Ese día había programada una cata de vinos de las bodegas del lugar en la pequeña plaza, y la fortuna quiso que algún amigo orientase mis pasos hacia una dirección concreta, con la siguiente consigna: “prueba el blanco”. Y para allá me fui, con mi perpetuo despiste, pesando en mil cosas a la vez. Finalmente, me paré ante un pequeño mostrador tras el que se situaba un hombre, y como es mi costumbre cuando veo a alguien por primera vez – supongo que mala costumbre –, le atribuí inmediatamente una característica, lo primero que me viene a la cabeza. En este caso, lo que cruzó mi mente fue: “un hombre tranquilo”. Y parsimoniosamente, aquel hombre vertió el vino recomendado en mi copa. Di las gracias, y giré en dirección a mi grupo de amigos, y mientras recorría los escasos metros que nos separaban fue cuando pasó. Lo de levitar.

Probé el líquido que portaba mi copa, y el sabor estalló dentro de mi boca. Perplejo, me detuve, y dirigí mi mirada hacia aquél hombre tranquilo. Y allí seguía, impertérrito. Como si aquél milagro fuese lo más normal del mundo.
Unos minutos después, algo aturdido, regresé frente a él. Solicité mi segunda copa, y me atreví a decirle cuánto me había gustado. Su reacción fue invitarme a que fuese al día siguiente a su bodega, para mostrarme todo el proceso de creación. Algo sorprendido por tan generoso ofrecimiento, apenas logré asentir, y confirmarle que así lo haría.
Y llegó el otro día, y crucé aquél umbral, recibido como si me conociera desde siempre, con el calor de la buena gente. Y comenzó a hablar, a explicar, a mostrar aquel pequeño lugar, que se desplegaba agrandándose y se plegaba de nuevo, aprovechando los espacios, los rincones, las esquinas, cada centímetro.

Bodegas Tagalguen - Villa de Garafia

Bodegas Tagalguen – Villa de Garafia

Yo le seguía como un perro a la promesa de un hueso, mientras escuchaba cómo hablaba de la ecología, de su cuidado con los productos, de su respeto hacia los viticultores, hacia aquellos que le proporcionaban la uva, su deseo de ser justo con ellos, su certeza de que la calidad y el esfuerzo deben ser correspondidos.

Hablaba como aquél que conoce el camino, que valora el respeto al otro, la sinceridad, que entiende que no se trata sólo de un negocio, sino de entregar lo mejor de ti. Y todo esto lo contaba con el brillo en los ojos del que ama lo que hace. Entonces me di cuenta.

Una vez más estaba “delante de mis narices”: aquél hombre era un maestro. Porque maestro es el que enseña, el que transmite su conocimiento, el que comparte lo mejor de sí, aquél que deja un legado a su paso por esta tierra quemada.
Bodegas Tagalguen - Villa de Garafia

Bodegas Tagalguen – Villa de Garafia

Y también brillaban los ojos de su pequeño hijo, quien le acompañaba en el trayecto, que le miraba desde abajo, que escuchaba la voz del padre con el orgullo que sólo un hijo siente por aquél que juró protegerlo desde que abrió los ojos por primera vez.

Y entendí que esos eran los ingredientes de aquél maravilloso elixir líquido que me hizo flotar en cuanto mi paladar lo sintió por primera vez.
Bodegas Tagalguen - Villa de Garafia

Bodegas Tagalguen – Villa de Garafia

Algunos hombres sueñan con viajar, otros con riquezas incalculables. Nuestro maestro tiene otros sueños: horadar una montaña y que no le llamen loco. Y si no le dejan, inmediatamente crea un nuevo sueño, una nueva idea. Gasolina para el día a día.
Si alguna vez pasan por ese maravilloso rincón norteño, no dejen de tomar la carretera del puerto, y hacer una parada en Bodega Tagalguén. Pregunten por Juan Jesús.
Escúchenle y prueben sus caldos. Y luego cuéntenlo por ahí. Les agradecerán el regalo.

Oswaldo Paz Pedrianes (Garafía, La Palma, 1971) es Psicólogo y Terapeuta Familiar. Su carrera profesional ha estado dirigida a la ayuda especializada a menores en desamparo y sus familias en el ámbito social, trabajando en diferentes entidades a lo largo de su trayectoria. Actualmente desempeña su rol profesional centrado en la problemática del Acoso Escolar.

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