Historia de la Bajada: El último pregón de la Bajada del siglo XX

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Historia de la Bajada:
El último pregón de la Bajada del siglo XX

Fátima Hernández Pérez

Don Luis Cobiella Cuevas nació en S/C de La Palma en el año 1925. Desde los 15 años ha estado vinculado a la Bajada, pero fue a partir del año 1944 cuando se implicó más activamente en dicha fiesta lustral, llegando a la cúspide en el año 2000, fecha en la que el ayuntamiento capitalino, y por unanimidad plenaria, le otorga el máximo honor de presentar el pregón de la Bajada. En dicho acto, la primera autoridad de S/C. entonces, Carlos Cabrera Matos, destaca la inteligencia y sensibilidad del Sr. Cobiella en la Fiesta Mayor de La Palma».

Primer diputado del Común de Canarias; hijo predilecto de S/C. de La Palma, musicólogo y gran versado en el arte del minué, él, como nadie, representa la esencia misma de nuestra tradición y nuestras raíces palmeras. Como bien reseña la periodista e investigadora Loló Fernández, sólo él ha podido temporalizar el sentimiento secular de un pueblo en torno a tan apreciada fiesta.

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Mucho tengo yo que agradecer al gran señor palmero, que tanto me ha enseñado a conocer, a través de sus referencias, nuestra personalidad tan singular, en mi búsqueda de la historia de la Bajada. Con algunos lustros vividos ya, me revela una clarividencia y modestia que le llevan a desterrar un yo cargado de iniciativas y proyectos de obras… de música. Don Luis, en 1944, y en Madrid, compuso texto y música para representar la Semana Grande de la Bajada (1945). Comenta don Luis “que vivía de pensión: pensión completa, pagando 16 pesetas al día y sin derecho a piano”.

En casa de su amigo Francisco Aciego de Mendoza, que sí tenía piano en Madrid, nació su primer minué: «Minué romanza y coro». Reajustó el título cuando compuso el segundo, en 1955, «Festival del siglo XVIII». El resto de los minués los compuso en el año 1980: «Minué de los aires en re»; en 1990: «Minué del santo Domingo».

Sus textos de autos marianos -«María en la orilla», «La otra Virgen» y «Cubierta con tu sombra»- nos desvelan la gran maestría que sólo él tiene para dejarnos un magistral legado de la Bajada. La personalidad, justa y honesta, hizo que fuera él y no otro el indicado para narrar la última etapa de la Bajada del siglo XX.

En el momento en el que se le propone la lectura del pregón de 2000, comentó Carlos Cabrera: «¡Se encuentra cansado!”, pero ni ese cansancio impidió la lectura del pregón. Sus obras, siempre a disposición de todos, algo que desde luego dice mucho del gran señor que es, pues no es muy frecuente encontrar personas generosas que aporten información a cambio de nada. Para él, y según él, siempre le halaga esta disposición plena.

A la pregunta realizada por un periodista -¿de qué hablará usted en el pregón del año 2000?- sólo contestó: «Voy a hablar a la ciudad y sus gentes. ¿Entiende? A la ciudad le echó piropos, diciendo que es una ciudad que acoge, que sabe tu nombre, que cuando estás un rato en ella te reconoce, y desde ese momento, cuando vuelves, cuando retornas a ella, sientes que te recibe un lugar que conoce tu nombre». Salvando las distancias, Sr. Cobiella, me identifico con sus palabras. Yo, si acaso, añadiría: antes de llegar a la ciudad, ya saben que llegarás a ella. Es la idiosincrasia de nuestra isla Bonita; conocemos el nombre y los apellidos. En su caso, por grandes méritos, y en otros, por meros méritos. Pero la verdad es que basta con decir: quiero comunicarme con algún palmero. La información te llega por doquier, y eso es de agradecer.

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Define don Luis: «A los palmeros les sale una generosidad extra, de manera que todos son uno y eso es el sujeto de todos. Los palmeros tienen un don natural de manipular el tiempo. Realmente cumplen años cada cinco, por lo tanto, son mucho más jóvenes que el resto de los humanos». Prosigue: «Muchas han sido las personas que a lo largo de lustros han colaborado desinteresadamente en la coreografía, vestuario y escenas del minué; nombres todos dignos de ser recordados y reconocidos como colaboradores desinteresados de la Bajada». De su buena relación con don Felipe Martín Pérez, (maestro de Castilla) explica: «El trato con don Felipe era ameno, aprendí de él que el sosiego estaba antes que la Bajada de la Virgen. Con notas de humor palmero, hoy difícil de encontrar, no se apuraba por nada y por nada dejaba el puro».

Estimado maestro del minué, don Luis Cobiella Cuevas, muchísimas gracias, pues hoy yo sé más que ayer, pero nunca tendré analogía alguna en su gran saber, aunque, como usted, también sea palmera.

Esta conversación la mantuve con don Luis y acompañados por su señora en el marco incomparable de La Plaza de España palmera, lo esperé sentada en un banco de dicha Plaza ya que de antemano había quedado con él, personalmente no lo conocía pero como bien él me decía “aquí pregunta que todos nos conocemos” y así fue; llegó pausadamente y saludando a los que allí se encontraban para luego atender a mis preguntas; como reconozco que soy una intrépida y adolezco de toda información del Minué, busqué la manera de llegar a él, desde luego también me intrigaba saber quién sería la persona que leería el último Pregón de la Bajada en el siglo XX, así conocí al gran maestro don Luis Cobiella Cuevas. !!!Gracias, Maestro!!!

Me gusta mostrar al Mundo desde esta revista lo que a mi me enamora y poderles contagiar a cada uno de ustedes que me leen en este momento el amor a mi tierra.

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