Exposición «Parte de La Luz»
Exposición «Parte de la Luz»
Felipe Juan Pérez Reyes
Tras YellowLuz… llega “parteLuz”, donde hay parte, precisamente, de amarillos o de claridades junto a otra parte complementaria, y a la vez necesaria, de sombra o de oscuridad. Un proyecto sugerido por un compañero de la vida: José Ángel Rodríguez Rodríguez.
Me decantaba porque hubiera en cada obra una columna que hiciera, precisamente, de “parteluz” y detrás, treinta lugares sagrados, religiosos o de gran carga espiritual. Ha sido, pues, un recorrido por el mundo sin moverme de San Francisco Javier en Arucas, donde ha transcurrido ya un año de vida, en este espacio tranquilo de nuestra isla.
Gracias a Cali, Amado y Clara por ser compañeros-as de viaje, por su participación, que siempre es un verdadero Regalo, y a las treinta personas que han escrito un poema o relato y que luego se ha visto reflejado, un poco, en cada una de las obras.
De esa manera se ha hecho un guiño a la otra serie que presentaba meses atrás titulada:
Felipe Juan.
Parteluz, ya el nombre elegido por Felipe Juan para su próxima exposición me sorprende, gratamente, entre otras razones, pues es bien sabida mi afición, yo diría amor, amor hacia el arte, en general, y por ende hacia la obra de este autor, de este amigo, y además está el tema de la arquitectura, ese arte tan complejo y que nos lleva a indagar en cómo el ser humano fue capaz de llevar a cabo algo tan majestuoso como pueden ser Stonehenge o La Gran Pirámide, Meteora o San Pedro del Vaticano, recogidas, todas ellas, por Felipe Juan para esta ocasión, entre otras más, en total se trata de un magistral conjunto compuesto por treinta obras, con la temática arquitectónica, todas miradas a través de un parteluz o elemento arquitectónico de sustentación, a modo de columna o pilar, utilizado en mayor medida en tiempos del románico y el gótico, que se coloca en medio de los vanos de un edificio haciendo que la luz, a su paso, se parta en dos y de ahí su nombre, cuando ese parteluz se aplica a una puerta se denomina parteluz, en cambio, cuando se utiliza en una ventana recibe el nombre de mainel aunque ambos se utilicen para una misma función, tanto es así que muchos son los que les denominan de la misma manera: parteluz.
Aclarada la cuestión del nombre hay que decir que estamos ante el proyecto más internacional de Felipe Juan pues a través de estas treinta obras en las que predominan los colores fríos, como son los tonos azules, amarillos, fundamentalmente, aunque también juegan su papel los verdes y los rosados, sin olvidarnos de que una de las características primordiales, hasta el presente, de Felipe Juan, es el llamativo colorido, no siendo esta obra una excepción, pero sí que hay que decir que los colores cálidos en esta ocasión se ven relegados ante el poder de la luz, representada por esos llamativos azulinos de los cielos y de las atmósferas, tan necesarios en esta ocasión, pues estamos ante lugares de culto, salvo la llamativa excepción de la Estatua de la Libertad pero que pudiera ser ésta el eje vertebrador de toda la exposición, por lo que significa la obra escultórica del francés Frédéric Auguste Bartholdi, siendo la expresión de la emancipación y de la libertad y, por ende, a la riqueza que aporta la diversidad. Creo que, en el fondo, Felipe Juan piensa, por su manera de ser y de actuar en la vida, que toda luz merece ser com-partida.
Felipe Juan nos ha dado la posibilidad de ir junto con él a once países, pues habría que contar con Palestina, situados en cinco continentes: Europa, África, América y Asia. Si atendemos a los países tenemos cuatro lugares en Grecia y otros cuatro en España, uno de ellos en Canarias, como es Candelaria; Italia con tres; Bélgica, en la que aprovecha Banneux para poner la obra plástica en contacto con los más jóvenes a través de la figura de Tintín; Gran Bretaña con dos y Bosnia Herzegovina y Portugal con uno. En Israel tenemos cinco lugares de culto, cuatro de ellos en Jerusalén.
En Egipto, país que se lleva el mayor número de monumentos representados en esta exposición, concretamente son seis lugares emblemáticos de esa zona del mundo y en Estados Unidos, donde tenemos la posibilidad de admirar dos lugares que se miran a través del elemento clave en esta exposición, cual es el parteluz.
Esos lugares de culto, en el que predominan las alusiones a los relacionados con el cristianismo, como son: catedrales, monasterios o templos pero también están representados el Islam, el mundo celta, las montañas sagradas o los grandes centros de peregrinación. De todos y cada uno de los monumentos arquitectónicos o naturales elegidos Felipe Juan no sólo los presenta a nuestra vista sino que se nos ofrece de guía, con su característica amabilidad, con su maestría, para que le acompañemos, para que vayamos, de su mano, a conocer y por ende a investigar, a indagar, a descubrir, a valorar y a gozar del arte y de su arte, de las curiosidades relacionadas con su muestra de Parteluz.
Ha sido un placer indagar con él en la historia y en las leyendas, en los mitos, en las creencias de diferentes culturas, en cuanto a lo que se denomina los lugares de culto. Se podrán preguntar, y así creo que deben hacerlo, que por qué éstos y no otros monumentos y la respuesta es bien sencilla, son los elegidos por Felipe Juan para esta ocasión y son una muestra de la diversidad y de la riqueza que esa diversidad de creencias, de visiones, de formas de ver del ser humano puede suponer en aquel que se acerque a disfrutar de su inmenso trabajo, de un arte para el disfrute de todas las edades, el que siempre nos regala Felipe Juan.
Juan Francisco Santana
Poema: “Nefertiti”
Imagino tu piso arenoso hollado por los pequeños pies de Nerfertiti,
quemado el cielo por el abrazante sol del desierto,
cerrado de sagradas columnas al cálido viento,
un millón de historias pasan por mi mente en un solo momento,
un millón de historias falsas como ahora tu aliento,
aliento de muerte y ruinas ya sin lamento,
de lo que un día fue y ahora ni es recuerdo
de la belleza perdida de tus paredes.
Sagrada sepultura de vanidades perdidas
cantos agónicos de una raza hundida
dominadores momificados del arenal eterno
carros, corceles, trompetas ruidosas al viento
de dominios, guerras, batallas, victorias y derrotas,
de faraones endiosados y esclavos martirizados,
de Dioses imposibles y de horrorosas leyendas,
del poder de la espada y del Nilo navegador,
de la vanidad y el hambre,
de la locura y la injusticia.
La eterna raza de locos destinada a heredar la tierra,
al final solo ruinas.
Civilización perdida en el tiempo,
siempre igual,
siempre eterna.
Antonio Cerpa.
Mi obra pictórica es una obra simbólica, algo surrealista y constituye un canto a la Naturaleza y a la Luz, aquella que nos rodea y ante todo, lo que se encuentra en nuestro Interior.