El sueño no soñado de Itahisa Pérez
El sueño no soñado de Itahisa Pérez
Verónica Martín León
Itahisa quería ser astronauta, bombera o guardia civil. No lo tenía claro, pero con toda seguridad no deseaba ser maestra, a pesar de las sugerencias de varias personas de su entorno.
Cuando llegó el momento de matricularse en la Universidad escogió Fisioterapia en primer lugar, aunque la nota no le llegaba. Como segunda opción, añadió Logopedia y Psicología para la tercera, luego Pedagogía. Quedaba una casilla libre en quinto puesto y como creía que debía rellenarlas todas puso finalmente Magisterio de primaria. Cruzó los dedos para que no le tocara la quinta, porque seguía teniendo claro que no iba a ser maestra.
Se matriculó en Pedagogía sin saber exactamente a qué se dedicaba un pedagogo. Las asignaturas de primero eran farragosas y absolutamente teóricas. Muchos alumnos de primero abandonaban la carrera. Pedagogía era así: o te enganchaba o te superaba.
A ella le enganchó y descubrió cierto romance con la posibilidad de transmitir conocimientos.
La docencia la había escogido a ella, el destino le fue empujando sutil y discretamente, como si le susurrara: “Vaya, esto parece interesante…”.
Y de esta manera, aceptando la duda, el valor de decir no y la rebeldía de la indecisión había alcanzado una meta nada fácil, con la que jamás soñó y que le hace muy feliz.
La exigencia y el escaso reconocimiento de la carrera docente universitaria es un peaje que ella asume, según sus propias palabras, cuando disfrutas lo que haces.
Poder crear desde la libertad, desarrollar contenidos e interactuar con el alumnado, colaborando en construir un trampolín para su futuro son los regalos que la profesión ofrece.
Si Itahisa se ganara la lotería y no tuviera la necesidad de trabajar por obligación, seguiría educando a los internos de una prisión o a los usuarios del Proyecto Hombre.
Porque hay vocaciones que te encuentras a mitad de camino, como en el cuento de la niña que tiene una pesadilla con un oso. La niña recorre un sendero desconocido e insegura hasta que se topa con el enorme oso y ella muy asustada exclama: “Ahora qué hago”. El animal se encoge de hombros y le responde: “No lo sé. Es tu sueño”. Uno de los sueños nunca anteriormente soñados por ella es el proyecto educoEmoción que busca “educar en conciencia, corazón y emoción”, adaptado a cada grupo o colectivo para aprender a manejar emociones, a reconocerse y reconocer al otro. La idea nació de la incertidumbre en un momento de cierta desesperación. Hoy en día es un proyecto que anda solo.
Recientemente, Itahisa Pérez ha sido elegida como la tercera mejor docente universitaria de España del curso 2018/2019 en los Premios Educa Abanca.
A veces, me pregunto qué hubiera pasado si el médico que salva vidas se decantase por otra profesión o el periodista que destapó un caso de importancia social jamás acabara la carrera o el docente que nos marcó positivamente se diera la vuelta delante del oso. Nunca lo sabremos y tal vez ya no importe. En cualquier caso, bienaventurados los que eligen lo que aman y los que aman lo que eligen porque de ellos es el reino de los sabios.

Comunicadora. Bloguera. Contadora de historias.