El Museo arqueológico del Puerto de la Cruz

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El Museo arqueológico
del Puerto de la Cruz

Juana Hernández Suárez

El conocimiento y la emoción, un museo vivo
y para vivirlo

En la ciudad turística de Puerto de la Cruz, formando parte del entramado urbano de su casco histórico, y situado justo en el mismísimo epicentro del muy tradicional y populoso Barrio de La Ranilla, se encuentra una de las piezas patrimoniales de mayor relevancia para esta ciudad, su Museo Arqueológico.

Afirmación que en buena lógica respaldan los valores implícitos de sus magníficos contenido y continente, pero, igualmente, por ese especial vínculo afectivo que desde su misma creación uniría por siempre jamás a los y las portuenses con su Museo; puesto que es un museo que nace por su única y propia voluntad. Este es un hecho subrayado de la historia reciente de la ciudad, que le va a otorgar a nuestro Museo una identidad sin par, cuyo mejor reflejo son esas acreditadas relaciones tan dinámicas y enriquecedoras que se vienen dando entre los/as habitantes de esta ciudad y su Museo, ya sean nativos como sólo residentes.

Unas relaciones que con frecuencia sobrepasan lo puramente patrimonial ganando una clara dimensión social, con una implicación activa empeñada en tejer vínculo social, en mejorar y transmitir saberes, en generar riqueza personal, y en la eficiente traducción de ésta en bienestar ciudadano. Con todo, no es de extrañar que los eslóganes preferidos de este Museo sean: “CONOCIMIENTO Y EMOCIÓN” y “VIVO Y PARA VIVIRLO”. Veamos, pues, si quiera a modo de pinceladas, cómo es y qué es lo que hace de este museo un museo tan especial.

Apuntes de identidad

En 1953, el «Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias» crea en nuestra Ciudad un pequeño museo privado: la Sala de Arqueología Canaria «Luis Diego Cuscoy». A pesar de su corta existencia (1953-1958), la Sala de Arqueología es de obligada referencia por haber contribuido al acercamiento de la población a su patrimonio arqueológico.

Testimonio de ello es la denodada constancia de la ciudadanía portuense por hacer prevalecer su museo; la historia de un viejo proyecto que se gesta en los previos a la instauración de la democracia en nuestro país (1973) y que finalmente culmina el 29 de mayo del año 1991, cuando nuestro Museo, el Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz, por mandato popular, y ahora con titularidad municipal, recoge el testigo de la vieja Sala de Arqueología, alberga sus fondos, e inicia su propia andadura, reconociendo y significando el valor de su propia existencia como un logro de la ciudadanía portuense.

Claro queda, pues, la notoriedad del rasgo «origen» en el carácter de nuestro Museo, circunstancia que necesariamente no sólo va a marcar su forma de ser, sino también de hacer y de relacionarse con la población de su influencia.

Continente

El Museo se halla enclavado en la línea divisoria que separa la vida local del ámbito turístico, actividad económica de la que vive la Ciudad. Concretamente, en el Barrio de La Ranilla, como ya se dijo; aquel que antaño fuera morada de las humildes familias marineras, y que hoy, favorecido por la peatonalización de sus calles, casi en exclusiva se dedica a la restauración, con una muy variada y atractiva oferta, que va desde lo más típico de nuestra gastronomía local, hasta la más moderna “cocina de autor”.

Live Diferent

Nuestro Museo ocupa una edificación de valor histórico-artístico, señera de la arquitectura burguesa canaria de los siglos XVIII-XIX, cuya disposición se articula alrededor de un patio central, en dos plantas: la planta alta, donde se ubican todos los servicios internos (administración, laboratorio, depósitos de fondos, etc.), y la baja, dedicada en su totalidad a exposición; en total, unos escasos 1.000 m2, que desde el año 1991 están pendientes de ampliación.

Es gracias a que el Museo dispone de espacios externos adicionales, y a la bien afamada benignidad del clima portuense, que el Museo puede realizar actividades educativas y culturales al aire libre, prácticamente durante todo el año.

Contenido

Los Fondos de la antigua Sala de Arqueología Canaria constituyen, por la vía de la donación, la colección estable de nuestro Museo, a las que se suman otras cedidas por particulares en el año de su inauguración. En total, son unos 2.600 registros, que representan diversos elementos de la cultura guanche.

De entre ellos destaca sobremanera su colección de vasijas cerámicas, `gánigos´ en la lengua guanche, por constituir la mejor y más representativa muestra de alfarería guanche de la Isla; no sólo por su número, más de mil, y por la variedad de tipos que presenta, sino, además, por el buen estado de conservación del que gozan la mayoría de las piezas. No es de extrañar, pues, que la cerámica guanche sea el objeto de nuestra exposición permanente.

La exposición permanente

Con la recreación de una cueva de habitación en la Sala 1, se introduce al público en nuestra exposición, que propone, – a través de los propios fondos y de unas manos imaginarias que dan vida al barro -, el acercamiento a una de las manifestaciones más significativas de la cultura prehistórica de Tenerife, La Cerámica Guanche. El planteamiento general de esta exposición es que, sabemos que el Pueblo Guanche fabricó sus recipientes, sus adornos, e incluso algún amuleto en barro cocido, pero… ¿cómo y para qué?

BARRO Y FUEGO

En la Sala 2 se muestra la reconstrucción del proceso de fabricación de la cerámica guanche, desde la obtención y preparación de la materia prima, y el subsiguiente modelado, hasta la inexcusable cocción, momento en que se dota a la forma creada de las necesarias características de resistencia para su uso.

GÁNIGOS

Las Salas 3 habla precisamente de su uso, en su faceta de producto alfarero de funcionalidad doméstica; de `gánigos´ que fueron usados en todas aquellas tareas que tuvieron que ver con el transporte, el almacenaje, la preparación y el consumo de los alimentos. Asimismo, tiene su espacio en esta sala el “escondrijo”, una manifestación ligada a los campos de pastoreo donde, entre otras pertenencias, los cabreros guanches guardaban sus vasijas.

ÁNFORAS

En Sala 4 se continúa con la funcionalidad, pero ahora sólo centrada en estas piezas cerámicas tan singulares y escasas en el ámbito insular, las ánforas y los anforoides; piezas estrechas, alargadas y de gran capacidad, relacionadas con el almacenamiento de líquidos, como la leche, el chacerquém, etc.

BARRO Y MAGIA

La Sala 5 expone adornos personales de simbología mística, donde la pieza conocida como `Guatimac´ cobra especial protagonismo, al ser el único colgante de sus características conocido a día de hoy para Tenerife.

La muestra se completa con la exhibición de un conjunto de cuentas de barro engarzadas en forma de collar, y con otros dos conjuntos, el popularmente conocido como “joyerito” y el hallazgo de discos de Martiánez, que aunque no son de barro sino de concha, forman igualmente parte del mismo concepto místico atribuido a los adornos personales.

CUEVA DE ENTERRAMIENTO

Finalmente ambas funciones, doméstica y mágica, se unen formando una única composición significativa en la réplica de una cueva de enterramiento, donde vasijas y adornos comparten el mismo espacio sepulcral en forma de ajuar funerario, escenificando la creencia guanche en el “más allá”.

Actividad

Aparte de la oferta de visitas guiadas para grupos, con la posibilidad de incluir diferentes actividades didácticas adicionales, prácticamente desde su creación nuestro museo puso en marcha un modelo de trabajo propio que denomina de “proximidad social”, basado en la acción directa con distintos “grupos objetivo” de la población local, para quienes anualmente se diseñan programas adaptados de ocio educativo y cultural; lo que le permite trazar estrategias de comunicación muy eficaces al ajustarse al carácter y a las necesidades específicas de cada grupo.

Aunque el fin último de estos programas es siempre la educación patrimonial, en la praxis diaria a éste se solapan otros objetivos más complejos que responden a la realidad social local como consecuencia del estrecho trato personal que nuestro Museo mantiene con sus usuarios/as más próximos/as.

De todo lo cual resulta una acción educativa distintiva y propia, como ya se ha dicho, puesto que en nuestro Museo enseñanza y formación se asumen como parte de un proceso mediante el que, desde luego, se transmiten conocimientos, pero también valores, costumbres y formas de actuar, para que sus destinatarios/as se formen de acuerdo a la realidad en la que viven, capacitándolos/as para adaptarse a ella y a su vez transformarla. ¿Si no, qué sentido tendrían los objetos inertes del pasado?

Dar a conocer para poder comprender, valorar, amar y proteger nuestro Patrimonio, lo que aquí llamamos «despertar la identidad», es la primera misión que se marca este Museo; de ahí nuestro lema ‘Conocimiento y Emoción’.

El cómo conseguirlo se basa en fomentar la «participación ciudadana», de forma activa, emotiva, creativa, crítica y responsable con su Museo y el Patrimonio que custodia; por eso, un Museo `vivo y para vivirlo´ es nuestro otro eslogan. ¿Te lo vas a perder?


Te esperamos

De martes a sábado, de 10 a 13 horas, y de 17 a 21 horas. Los domingos, sólo en horario de mañana.

Precio de entrada: General, 2€.
Entrada gratuita, para niños/as menores de 6 años, y todos los domingos del año.

Calle El Lomo, 9ª. 38400
    Puerto de la Cruz, Tenerife. Islas Canarias – España
922 371 465, ó, 922 383 016.


Directora y Conservadora. El Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz, se crea en 1953, en la ciudad de Puerto de la Cruz. Se creó a partir del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias.

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