Arena y tiempo

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esde la ventanilla del avión, aquel 13 de abril, Gran Canaria asemejaba el caparazón de una gigantesca tortuga marina. Allí, anclada entre las aguas y las horas, la isla parecía abrirse como un íntimo abanico para darnos la bienvenida. Yo llegaba desde la Extremadura, acompañado de Lola y de María, para recibir el premio de […]